El uso de pirotecnia es un símbolo de celebración en muchos países y se ha hecho costumbre para manifestar la alegría que sentimos en las fiestas de fin de año. El cielo se ve hermoso con esas luces y verlas junto con nuestra familia es un momento que podremos recordar con cariño a lo largo del tiempo. Sin embargo, debemos saber que su producción y ejecución puede generar daños a la naturaleza.
Los fuegos artificiales liberan gases contaminantes como por ejemplo, el monóxido de carbono que daña la atmósfera ya que demora entre 2 y 3 días en disiparse. Si bien esto se da en algunas fechas y no todos los días, sí incrementa los valores normales de polución en el ambiente. Se dice que puede crecer en un 60 o 70%.
El PM 2,5 es una partícula que se produce por las emisiones de diesel de los autos y por la ejecución de fuegos artificiales. Es muy pequeña y lamentablemente tiene un gran poder de penetración en las vías respiratorias, poniéndonos en riesgo de contraer diversas enfermedades no solo relacionadas a esos órganos sino también al corazón y cerebro.
La polución en el ambiente no solo nos afecta abriendo el abanico de enfermedades sino que modifica las condiciones climáticas y así los procesos regulares de nuestras ciudades. Ya hemos visto cómo se está derritiendo la nieve de algunos lugares donde ella era protagonista, cómo zonas del mundo están sufriendo con inusuales e insoportables temperaturas altas, ciudades donde la capacidad para realizar trabajos agrícolas se ve entorpecido porque las temporadas de sequías se han extendido y las lluvias duran más días inundando y dañando los cultivos. Además, muchos animales podrían estar migrando a otros lugares para sobrevivir o tal vez, ingresando a las listas de especies en extinción. El ecosistema de nuestro planeta se ha ido afectando desde hace muchos años y al empezar a sentir sus efectos directamente, recién estamos tomando consciencia de ello.
Si bien no son la causa principal de contaminación ambiental, la pirotecnia es uno de los factores que la incrementa. No esperemos a que sea tarde y que la Tierra sea inhabitable. Decidamos con responsabilidad si en estas fiestas usaremos fuegos artificiales. Pensemos empáticamente y recordemos que esos 10 minutos de nuestra diversión podrían afectar enormemente nuestra calidad de vida y la de los demás.
