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Notas de Salud y Bienestar

¿Cómo afrontar la crisis del “nido vacío”?

Un hecho que marca la vida de muchas familias es cuando los hijos parten de casa y buscan un nuevo horizonte fuera. Es un momento que tarde o temprano llegará, y que provoca en los padres una sensación de vacío, tristeza y soledad, a la que se le conoce como crisis del “nido vacío”.

Quienes sufren de este síndrome, más frecuente en las mamás, se hacen preguntas negativas que, en un primer momento, no tienen respuestas: “¿Y ahora qué haré?”, “¿cómo soportaré mis días?” o “¿me acostumbraré a su ausencia?”. Sin embargo, con el apoyo de la familia es posible sobrellevar este cambio y hasta puede ser una oportunidad para mejor las relaciones entre padres e hijos.

Un hecho que marca la vida de muchas familias es cuando los hijos parten de casa y buscan un nuevo horizonte fuera. Es un momento que tarde o temprano llegará, y que provoca en los padres una sensación de vacío, tristeza y soledad, a la que se le conoce como crisis del “nido vacío”.

Quienes sufren de este síndrome, más frecuente en las mamás, se hacen preguntas negativas que, en un primer momento, no tienen respuestas: “¿Y ahora qué haré?”, “¿cómo soportaré mis días?” o “¿me acostumbraré a su ausencia?”. Sin embargo, con el apoyo de la familia es posible sobrellevar este cambio y hasta puede ser una oportunidad para mejor las relaciones entre padres e hijos.

¿Cómo se manifiesta?

La crisis del “nido vacío” se manifiesta de diferentes formas. En principio, la angustia o la incertidumbre se apoderan de los padres, lo que se hace notorio en sus comportamientos. Expertos también detallan que otro síntoma es el aislamiento, como si consideraran que eso es lo que les corresponde hacer ahora que están solos.

Esto puede derivar en episodios de llanto o, incluso, en algunos desórdenes psíquicos como la ansiedad y la depresión. Para que esto no ocurra, este cambio en la vida familiar debe ser planificado, tanto por el lado de los hijos como de los padres. ¿Cómo hacerlo?

Los hijos no deben permitir que se altere la rutina de sus padres, garantizándoles una vida segura y cómoda; mientras que a los padres le corresponde ver el lado positivo del momento y sentirse orgullosos de que sus hijos inicien su camino propio, como ellos alguna vez lo hicieron de jóvenes. Más bien, deben ofrecerles su experiencia como apoyo para lo que necesiten.

En esta etapa, es importante que no se pierda la comunicación entre ambas partes y que las visitas de los hijos sean frecuentes al inicio. Así se evitarán o aliviarán los sentimientos propios de la partida de los hijos de casa. Pero si aun así los problemas persisten, lo mejor es recurrir a un psicólogo.

No todo es negativo

Ahora, hay que ver el otro lado de la moneda. Si bien afrontar la crisis del “nido vacío” puede ser doloroso, también es una oportunidad importante para fortalecer los lazos entre padres e hijos, y establecer nuevos roles en la familia. Así, cada visita de los hijos puede convertirse en una celebración o en un momento para revivir los tiempos en que la familia vivía junta.

Otra forma de contrarrestar los efectos de esta crisis, tanto para padres como para hijos, es invertir tiempo en actividades deportivas o manuales. Estas repercuten no solo en una buena salud física, sino también los beneficios son a nivel mental.

Independizarse no es fácil. Es una decisión que cambia diferentes costumbres y genera distintos sentimientos en padres e hijos. Ambos sienten tristeza por una separación, pero, a la larga, la decisión será beneficiosa para ambas partes, pues permite el crecimiento personal de los más jóvenes y los padres pueden sentirse orgullosos de los logros de quienes siempre serán sus hijos amados.